El razonamiento y la confrontación dialéctica de la transición están siendo sustituidos por la visceralidad y la chulería de siempre y, como en la larga noche de la dictadura, empieza a hacer fortuna entre los ciudadanos el invento de la nueva leyenda negra antiespañola. España se está convirtiendo, poco a poco, en un país raro; tan extraño que hacer política aquí ya empieza a estar mal visto.
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