Atrás, muy atrás, queda ya el fenómeno conocido como “milagro español”, un sueño hermoso e irreal del que nos quedará un agradable recuerdo y del que siempre podremos afirmar que fue bonito mientras duró. A día de hoy los ciudadanos enfilamos un futuro incierto, convencidos de que la austeridad no solo es necesaria, sino también inevitable.
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