El Concilio Vaticano II supuso un acercamiento de la Iglesia a los problemas de sus fieles y del mundo donde vivía. Durante las últimas décadas, la curia vaticana ha ido diluyendo buena parte de un mensaje que debía situar a la Iglesia en la realidad del siglo XXI. Hay muchas esperanzas puestas en que el papa Francisco profundice en el espíritu del Vaticano II y que, en los próximo años, aborde los problemas que aquejan a la sociedad actual y que están en la mente de todos.
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