Con el roscón de Reyes, ponemos punto y final a las fiestas navideñas, Atrás quedan días de consumismo desaforado, de comidas pantagruélicas, de reencuentros familiares más o menos obligados, de hipocresía malamente disimulada y de buenos deseos e intenciones para el nuevo año. Ahora toca volver a la realidad, a las estrecheces para llegar a fin de mes, a las preocupaciones por las facturas que hay que pagar y a la escasez de ese sueldo que, por más que lo estiras, no da más de sí.
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