Cualquier medida que se pueda adoptar es poca para prevenir un mal que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha calificado de endémico en el mundo: la violencia contra las mujeres. Todos los esfuerzos realizados por la sociedad y los poderes públicos en los últimos años para luchar contra este flagelo han quedado estancados, en parte, por la atroz crisis económica que nos atenaza.
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