El traje constitucional diseñado después de la Transición se encuentra tan raído y estropeado que España anda últimamente con el ánimo encogido, mientras ve como el país se rompe por las costuras de la pobreza, la desigualdad, la desconfianza y el deterioro de las instituciones. La generación que hizo la Transición considera que tiene derechos de autor y por eso se resiste a dejar paso a los más jóvenes. Todavía en España siguen mandando las mismas personas en la política, en la economía, en los medios de comunicación… son los mismos de entonces, con canas y más barriga, pero los mismos.
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