La Andalucía del olvido y la marginación de la que surgió, como un aldabonazo de ilusión, el 28-F, se ha ido para siempre y no va a volver. Nos queda otra Andalucía, más segura de sí misma, más fuerte y más dinámica en su sociedad. Por eso el compromiso de los andaluces con nuestra tierra, no admite descansos ni autocomplacencia.
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