Cada vez, es más evidente que España está en un callejón sin salida de dimensiones históricas. Los casos de corrupción, sumados a la farsa del espionaje, dan una buena muestra de la escasa talla moral de muchos de sus protagonistas. Atónitos, asistimos a un espectáculo absurdo y bochornoso de acusaciones, querellas y despropósitos, mientras los protagonistas de este gran fraude moral, económico y social intentan escurrir el bulto y pretenden que las consecuencias de la crisis la paguen los que menos tienen.
Comentar este post