Los directivos de los bancos y las cajas de ahorros supervivientes del último gran desmoronamiento financiero están convencidos de que ellos lo hicieron infinitamente mejor que los demás y por eso no han mostrado en ningún momento señales de arrepentimiento ni admitirán nunca que hicieron algunas cosas bastante mal y, por tanto, son en gran parte responsables de la actual situación. A día de hoy, la banca tiene un poder tan inmenso como nunca tuvo y eso la hace fuerte, invulnerable e impermeable a cualquier crítica.
Comentar este post