Afortunadamente, y para compensar los excesos a mansalva cometidos por muchas entidades bancarias últimamente, no todos los bancos tratan de llenar sus agujeros con dinero público para tapar sus excesos. Por suerte para nosotros, no todos los bancos que existen actúan de la misma manera ni se rigen por los mismos principios, o por la ausencia de ellos. Hay bancos como el del tiempo, el de semillas, el de los alimentos, el de semen o el de sangre que están mejor vistos porque facilitan la vida más que la complican.
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