En el drama lacerante de los desahucios, la movilización ciudadana ha conseguido recuperar la dignidad de los afectados mostrando su rostro humano y denunciando las injusticias y las corrupciones obscenas de un modelo económico hecho a medida de los poderosos. Ha sido la presión ciudadana la que ha parado los desahucios, la que ha puesto en evidencia las malas prácticas de las entidades bancarias y la que ha evidenciado la brutalidad de determinadas acciones de las fuerzas policiales.
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