Desde la Unión Europea se han impuesto prácticas salvajes e injustificables contra los ciudadanos. Y todos, no unos pocos sino todos, estamos viviendo las consecuencias en nuestra piel y en nuestro día a día. La indignación ciudadana contra los financieros y el sistema capitalista está llegando a niveles que lo hacen peligrar todo. Somos más pobres, y sabemos que nuestros hijos serán más pobres que nosotros y vivirán en un mundo más pobre que el nuestro, con lo que la gran promesa del capitalismo cae hecha pedazos.
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