39 años después de su aprobación en referéndum, la Constitución ha quedado desfasada y está tan tocada como el consenso que hizo posible los Pactos de la Transición. Si en su día fue un instrumento fundamental para superar la larga noche de la dictadura franquista y facilitar la transición pacífica a un sistema democrático, cuatro décadas después la Carta Magna del 78 ha perdido sintonía con la cambiante sociedad española y, bien por incumplimiento, por manipulación o por desfase con la realidad, es evidente que, a día de hoy, no satisface las aspiraciones y expectativas de una cantidad cada vez mayor de ciudadanos.
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