En contra de lo que se piensa generalmente, el peligro que actualmente atenaza a Europa no es un liderazgo excesivo de Alemania, sino su resistencia a ejercerlo. Como principal acreedora de los países exageradamente endeudados de la Europa meridional, Alemania es el país que más perdería en caso de que la moneda única saltara por los aires. Entre los alemanes abunda la idea generalizada de que la escasa organización y la poca afición al trabajo en la Europa meridional son las principales causas de la crisis que sufre el euro.
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