La geografía española está plagada de obras que se están degradando de forma progresiva a la vista de todos y que se nos muestran como un recordatorio de la impotencia que sufrimos actualmente para salir del pozo sin fondo en el que nos hemos metido. Desgraciadamente, muchas de las infraestructuras realizadas en España durante los últimos años se han demostrado inútiles o desproporcionadas y unas cuantas de ellas, bastantes, con un coste de mantenimiento inalcanzable, en estado de abandono, y han acabado convertidas en peculiares monumentos a la estupidez.
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