A esas alturas parece existir unanimidad a la hora de cuestionar la conveniencia de las políticas de austeridad, incluso algunos dirigentes europeos ponen en duda su utilidad, a la vista de que aquellos países donde se vienen practicando no consiguen levantar cabeza. Quizá así cobre sentido la noticia que algunos medios publicaron hace algún tiempo en la que se nos informaba de que un estudiante había detectado graves errores en los cálculos utilizados por los profesores de la prestigiosa universidad de Harvard para realizar un estudio que, posteriormente, serviría de referencia y fundamento a los gobernantes partidarios de la austeridad, para respaldar la implantación de sus políticas restrictivas.
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