Llegada la jubilación, muchos de nuestros mayores pudieron disfrutar de sus primeras y merecidas vacaciones. Recogían así unas migajas del “Estado del Bienestar” que ellos habían contribuido a crear con su esfuerzo y laboriosidad. Ahora todo se tambalea y el sistema de pensiones, que con esfuerzo y sudor contribuyeron a crear nuestros mayores, es arrojado inconscientemente a un precipicio por unos gobernantes incompetentes, faltos de escrúpulos y sin visión de futuro.
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